Un amigo me ha contado, que el martes pasado te escuchó gritar en medio del supermercado: ¿Quién me vende un poco de autenticidad?
Mañana te vuelves a casa, sin pena ni gloria ni príncipe azul y contarás tu aventura como una locura de la juventud. Pero no te engañes pensando que el redil de vuelta va a seguir igual, el alquitrán del camino embriaga más que el suave vino del hogar.
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