Por las noches era DJ y se paraban en las sillas y ponía el mundo a girar. Que bellos tiempos cuando se bailaba hasta morir. Saltando al cielo con esa locura de vivir.
Hay que pedirle más, más, más a la vida que sea hasta que se apague el sol y la luna. Y que no importe más, más, más lo que digan como si fuera la, la última noche de tus días.
No se pone nada bueno necesitar y depender del verano. Ni de esa gente, ni de esos boliches.
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