Él le llamó aceptación
a ese llanto sin consuelo
y
desde ahí transformó la rigidez del miedo cruel y paralizador en impulso motor.
Fue en busca de su esencia una y mil veces y encontró que ésta siempre mutaba, de forma espacios, tiempos. Todo acorde a la emoción del momento en que estaba. Focalizó tanto en ahora que temió perder completa la memoria.
Fue
entonces que se hizo conciencia y creyó comprender: mi
esencia no es mi historia, no!
Y de pronto sintió muy livianos los hombros y rumbo al cielo se cayó. Él le llamó plenitud a esa risa en carcajada y desde ahí la virtud de vivir libre o nada creció.
Como un alud eligió ver la luz.
Y de pronto sintió muy livianos los hombros y rumbo al cielo se cayó. Él le llamó plenitud a esa risa en carcajada y desde ahí la virtud de vivir libre o nada creció.
Como un alud eligió ver la luz.
No me enojo más, no me duele más, no siento más. Soy un
pedazo de cemento a las cosas negativas, me cansé, no juego más así. Dame cosas
lindas, dame risas, dame rosas
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